viernes, 19 de marzo de 2010

La Siguanaba



"La Siguanaba", llamada también, La " Siguamonta ", es un personaje de la mitología salvadoreña, que con el paso de los años esta leyenda se ha ido contando de generación en generación, llegando a ser muy tradicional en nuestro país.

Hay tantas maneras de contar esta leyenda, pero todas llegan a algo en común. Según me contaban, originalmente la Siguanaba se llamada Sihuehuet que significa “Mujer hermosa”, ella tenía un romance con el hijo del dios Tlaloc, del cual resultó embarazada. Ella fue una mala madre, dejaba solo a su hijo para satisfacer a su amante. Cuando Tlaloc descubrió lo que estaba ocurriendo él maldijo a Sihuehuet llamándola Siguanaba (Mujer Horrible). Ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se le acercaran, ella daría vuelta y se convertiría en un aborrecimiento horrible.

El dios la condenó a vagar por el campo, apareciéndose por las noches en las veredas a hombres solteros o que vivían con sus mujeres sin casarse, a los niños y viejitos, cuando no portan medallas, cruces o escapularios benditos. Sin embargo, me dijeron que le gustaba persigue con más insistencia a los hombres enamorados, a los “don Juanes” que hacen alarde de sus conquistas amorosas. La ven bañándose con guacal de oro y peinándose con un peine del mismo metal, su bello cuerpo se trasluce a través del camisón.

Dicen las tradiciones que el hombre que la mira se vuelve loco por ella. Entonces, la Siguanaba lo llama, y se lo va llevando hasta un barranco. Enseña la cara cuando ya se lo ha ganado. Para evitar que este espíritu se aparezca y se robe su alma aconsejan llevar en el bolsillo izquierdo un pedazo de tela de color rojo, colocar en el sombrero una cruz de alfileres o decirle a la aparición: "María, tomá tu pata de gallina", o "Comadre, aquí está tu purito". Otra forma de librarse del influjo de la Siguanaba, consiste en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a ella lo más posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta tocarle el pelo, y luego halárselo. Así la Siguanaba se asusta y se tira al barranco.

Otras versiones dicen que debe agarrarse de una mata de escobilla, y así, cuando ella tira de uno, al agarrase la víctima de la escobilla, ella siente que le halan el pelo. Esta última práctica es más efectiva, ya que es el antídoto propio que contrarresta el poder maléfico de esta mujer mágica.

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