domingo, 26 de agosto de 2007

Dracula de Bram Stoker


Dracula

En las primeras páginas de su novela, Stoker insinúa la seducción horrorosa del vampiro. En un castillo decadente, rodeado de un paisaje invernal y solitario, un hombre cultivado, aristocrático y atemorizante acaba de franquear la entrada a un joven inglés con la frase clave: "Entre usted libremente y por su propia voluntad". El conde Drácula no refleja su imagen en los espejos; y es que la superstición decía que el vampiro había perdido su alma (las antiguas culturas relacionan la imagen reflejada con el espíritu). Drácula es peligroso, repugnante y veladamente sensual. Pronto se verá que convive con espectros. Pero estos espectros son voluptuosas figuras femeninas. Esta imagen del vampiro no es un invento de Stoker, se había desarrollado ampliamente con anterioridad, desde la publicación del relato El Vampiro de Polidori en 1816, hasta la publicación de La buena Lady Ducayne en 1896, un año antes de la publicación de Drácula. El vampiro había tomado varios nombres, Lord Ruthven, Lord Seymour, Sir Francis Varney, y había tenido mucho éxito en toda Europa en espectáculos de circo, obras de teatro, melodramas, óperas, novelas, cuentos y folletines.
Mediante diarios personales de los principales personajes y cartas que éstos se intercambian, Stoker desarrolla una historia en la que se revela la desmesurada ambición de poder de Drácula, quien se traslada a Londres y mueve ejércitos de ratas, niebla, lobos, murciélagos y tormentas para lograr su objetivo.
Stoker conocía los detalles de la superstición y refiere los poderes del vampiro (capacidad de alterar el clima, de lograr obediencia de seres repulsivos, como las ratas, moscas, arañas y los murciélagos, pero también de los lobos y los zorros), fuerza sobrehumana, posibilidad de convertirse en animal o niebla. El vampiro huye de la luz diurna, que lo debilita pero no lo destruye, puede moverse en el mediodía durante un escaso período de tiempo (el conde Drácula en la novela aparece a plena luz del día buscando a Mina Harker); duerme sobre tierra traída de su lugar natal, en el interior de un ataúd; bebe sangre humana (su único alimento) y convierte en vampiros a las personas a las que asesta su mordedura fatídica. Se lo puede mantener a raya con crucifijos, ristras de ajo, hostias y agua bendita, pero para que muera realmente se debe clavar una estaca en su corazón, decapitarlo o herirlo con una bala de plata.
El Drácula de Stoker tiene todos los elementos de los vampiros que lo precedieron, más algunas características tomadas del hombre lobo, cuya historia había sido publicada poco antes

1 comentario:

debolichesycopas dijo...

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salud2
Tiranizan